



Pintura acrílica sobre balda metálica 116x37cm.
Podríamos decir que nuestra cultura se sostiene en gran medida por las postulaciones que hizo Aristóteles miles de años atrás, una de tales postulaciones no es otra que la teoría del conocimiento. Esta teoría a grandes rasgos dice que para que algo exista, previamente debe de haber sido pensado, o lo que es lo mismo, nada existe sin haber sido antes fabricado en nuestra mente. Esto me llevo a pensar la hipotética situación que os planteo. Imaginar por un instante que os despertáis atados a una silla en una sala cuadrada y que estáis frente a la puerta de dicha sala, lógicamente podéis ver lo que está frente a vosotros y a ambos lados pero no lo que hay detrás. En ese momento entra un hombre y os dice que detrás vuestra hay una cabeza de león disecada. El hombre puede haber mentido o haber dicho la verdad. La pregunta es la siguiente: ¿en nuestro plano de realidad o consciencia, existe la cabeza del león o no?
Según yo lo veo antes de que entrara ese hombre no existía ninguna cabeza puesto que no había ningún pensamiento previo de que eso podía estar ahí, pero después de que entrara ese señor y depositara esa imagen dentro de nosotros, esa cabeza pasó de no existir, a existir, lógicamente al no poder girarnos no podemos afirmar que está ahí, pero de alguna forma esa cabeza de león a empezado a existir. Por eso podríamos decir que para que algo exista, previamente, debe haber sido pensado.
En esta obra separada por dos siluetas femenina y masculina con aspecto de Angeles, he intentado plasmar dicha idea, uno de los Angeles en tono pensativo se imagina su ideal de como sería un ángel femenino, y puesto que lo ha pensado aparece a sus pies.
